Malaquita

La malaquita está clasificada como un mineral perteneciente al grupo V de los carbonatos, siguiendo en todo momento la clasificación propuesta por Strunz. Es un mineral bastante importante, sobre todo porque dentro de su composición podemos encontrar un gran porcentaje de cobre, algo que lo hace muy valorado entre los geólogos, aunque otra de sus valoraciones se encuentra en su tonalidad verdosa tan atractiva y vistosa. La etimología de esta piedra surge en la antigua Grecia, usándose el término “malaqh” para describirlo, siendo malva o verde su significado.

Antiguamente esta piedra era utilizada para obtener colorantes verdes o incluso pigmentos para poder decorar o pintar, sin embargo, a día de hoy sus usos se centran sobre todo en la joyería, como una piedra semipreciosa además de, claro está una de las principales formas de adquirir cobre.

Para ver la proporción de cobre que tiene este mineral, tenemos que ver los elementos que lo integran y sus porcentajes, siendo el más abundante este metal que llega a cubrir más de un 50% en su composición más pura. Después encontraríamos oxígeno en más del 30% para luego dar paso al carbono y al hidrogeno en una parte mucho más reducida. Para fundirla tendremos que calentar la piedra a unos 800 grados para obtener un líquido verde de gran intensidad.

Cuando hablamos de la transparencia de este mineral, suelen tener dos variantes, la primera y más habitual es la opaca, siendo una piedra que no deja ver a través de ella. Sin embargo, existen casos en los que, si puede ser traslucida, dándole un aspecto mucho más precioso, ya que, al entrar la luz en la malaquita, puede llegar a dar la impresión de que brilla.

Son muchos los lugares en los que se puede encontrar este mineral, aunque según registros se empezó a explotar en Egipto, pero en la actualidad se extrae de diferentes yacimientos de malaquita como por ejemplo en Francia, Alemania, o España.

Usos de la Malaquita

Este mineral tiene ante todo dos usos habituales por los que a día de hoy sigue explotándose, siendo la producción de cobre y dentro de la joyería por tratarse de una piedra semipreciosa. Por otro lado, la malaquita tiene unas grandes propiedades físicas que lo hacen participe en muchos ritos curativos y de sanación tanto del cuerpo como del espíritu.

Hablaremos primero de las dos primeras utilidades que te hemos nombrado para luego dar paso al resto, que tienen un carácter más mágico y astrológico. Una de las formas más fáciles de conseguir cobre para la industria es por medio de la malaquita, ya que como hemos dicho anteriormente tiene en su composición alrededor de un 57% de este metal y que, por lo tanto, es un motivo más para conseguirlo de manera natural, ya que suele ser más difícil encontrarlo de manera natural que de esta manera. Cuando extraen la suficiente piedra de las rocas, llevan todo el mineral a una metalurgia en la que, por medio de diferentes fundiciones y tratamientos van a conseguir separar el resto de los elementos del cobre, quedando una mena perfecta, lista para usar.

Respecto a su uso en la joyería, se trata de una piedra que, aunque su precio no se puede comparar con otra gema preciosa, si es muy valorada y son muchas las joyas que poseen este mineral sobre todo aquellas que son translúcidas, ya que le dan otro toque de estilo diferente, aunque también son utilizadas las opacas tanto para anillos, pulseras o pendientes.

Entrando ya en el campo de sus propiedades curativas y sanadoras tenemos en primer lugar la creencia en que aquellas personas que sufren tumores o que los han sufrido, les ayuda a que las toxinas de su cuerpo y todas aquellas células perjudiciales dejan de crecer y por lo tanto no se reproducen, consiguiendo calmar dolores, previniendo la reaparición de estos.

Si pronto vas a realizar un viaje, ya sea en coche, avión o en barco y eres de los que suele tener mareos o vértigo, tener contigo una piedra de malaquita te ayudará a que los síntomas del mareo no ocurran, sintiéndote mejor y pudiendo hacer el viaje con tranquilidad.

En la antigüedad también se usaba para paliar los dolores que eran provocados en el parto. Para esto se cogía el mineral y bien o se situaba en la zona lumbar, estando en contacto con la madre o se le daba en la mano para que pudiera agarrarla con fuerza, ayudando a que la energía pasara de un lado para el otro.

A nivel psíquico o emocional, esta piedra juega un papel muy importante en los sentimientos del portador, debiéndose tratar con mucho cuidado. Es un mineral muy poderoso, que es capaz de darle a su propietario toda la fuerza necesaria para hacer lo que desea, atrayendo la suerte y el éxito, pero también puede llegar a producir lo contrario, por lo que se recomienda que antes de usarla, te asegures de que se trata de una piedra que va a ser buena para ti y no al contrario.

Para entrar en contacto con la malaquita y empezar a interactuar con ella debes ir con tranquilidad y tiempo, es decir, no te va a traer toda la positividad desde el primer momento, sino que tenéis que acostumbraros el uno al otro. Cuando esta conexión astral se ha llevado a cabo, es capaz de erradicar la negatividad de tu lado, destruyendo todo aquello que te trae mal, apartándolo y acercándote únicamente a aquello que te beneficia.

Si eres una persona tímida, sin iniciativa, aunque en tu interior tienes ganas de realizar proyectos nuevos, con mucha creatividad y perspectiva de futuro, esta piedra te va a dar ese empuje que necesitas, guiándote para que todo te lleve al camino por donde quieres llegar.

Es de suma importancia que, cuando tengas la malaquita en tu poder, no engañes a nadie y mucho menos a ti mismo. Es una piedra que se carga en ocasiones de los sentimientos de la persona, si estos son buenos y positivos, todo lo que obtendrás será de este tipo, sin embargo, si mientes o tus pensamientos son contradictorios, puede que la piedra no te ayude y sea momento de deshacerte de ella.

Cuentan las leyendas que cuando una persona no trataba bien a alguien, o simplemente iba a tener un accidente o un problema, la malaquita se rompía en pequeños trozos, lo que hacía alertar al propietario de que algo podría ocurrirle.

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